La carrera se angosta y se vuelve íntima: el buey manda, los esqueletos de los toros se aprietan. Mozos por delante y por detrás. Mientras una faya tectónica se sucede. Irremediablemente se dejan atrás las murallas. La torada acelera entonces el ritmo. Desencierro en estado de ebullición. Faltan 22 días.
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