El toro prepara la arrancada definitiva. El giro de cuello tensiona la pelota del morrillo. El pitón curvo. Las sienes estrechas. La oreja derecha se adelanta marcando el ataque voraz. Se distingue pelo blanco en la paleta de pelos que pasa del negro al castaño sin distinción. El rizo del dorso traza una línea perfecta. La plaza embebida en su belleza. El mozo reta a la voz. Se abre de brazos, con la majestad de la Campana Gorda a sus espaldas. ¡¡¡Falta un día, un solo día!!! ¡¡¡Faltan horas!!!!
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