El azul del cielo, casi blanquecino, que levita sobre la Campana Gorda hace descender el frío hasta el mismo corazón del Carnaval. La pasión desatada al natural como combustible para elevar la temperatura en la capea. El toreo en redondo del capa se impone al enjambre desordenado de los mozos. El ajuste ha logrado el efecto contrario en el entorno, el perímetro de cinco metros es halo reservado para el maletilla. Faltan 44 días.
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