La calle Madrid partida en dos a través de la tangente que dicta el toro. El frente de ataque está desguarnecido que no desprotegido. Un mozo se postra sobre los mismos pitones para tratar de encauzar la embestida con el engaño que porta en la mano derecha; los otros dos compañeros en vanguardia provocan a cuerpo limpio para que la carrera pase del trote a la embestida depredadora. Un brazo izquierdo aferrado a su altura en la reja les ofrece cobertura. La retaguardia cierra filas para que solo haya el camino hacia la Plaza. Faltan 23 días.
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