El encierro avanza pacífico por la Socampana. También lo hace íntimo. Aún hay cabida para el silencio con el bullicio amenazando en el horizonte. Una veintena de caballos comienza a envolver a toros y mansos. El ritmo al que se avanza apenas es un ligero trote. Los jinetes en vanguardia toman ya contacto visual con la manada; como para ubicara antes del rock and roll del descenso a las puertas de Miróbriga. A la voz, el encierro se revolucionará hasta la velocidad de crucero. Faltan 22 días.
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