El lance a caballo entre carrascos y la encina recién olivada está impregnado de plomo. En el cielo. Y en el carácter de la parada de bueyes. Los siete mansos atemperando y acompasando, con los cencerros de izquierda a derecha, el descenso casi vertical. El temple hablado en el argot. La caballería espera en vanguardia: hasta seis monturas para encauzar a la manada camino de Miróbriga. Faltan 57 días.
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