Ene15-Emilio

La majestad de un Domingo de Carnaval. La torre de la Catedral y la cúpula de Cerralbo se elevan como techo de Miróbriga. A su misma altura, casi, el lance a caballo íntimo –apenas seis jinetes como testigos–. El toro rebelde se arranca sin bacilar, empujado por los riñones, sobre la cabalgadura que le ofrece el hierro de la garrocha. Lance campero nacido entre escobas. Ajena a la trenza de escaramuzas entre toro y caballo permanece el enjambre de espectadores ya en agujas. La grandeza del Carnaval se mire por donde se mire. Faltan 45 días.

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