El pezuñazo diestro nace como la palada de un arenero: la tierra elevada y desplazada es la respuesta al ataque de fiera del toro [suena a puñetazo en la mesa]. La penca de la cola por los aires, la trenza de pelo en que concluye se deshace a marchas forzadas; se distinguen los pelos blancos de los negros. La musculatura se compacta y se define a lo largo del esqueleto. El cuello se viene hacia abajo en carga de munición para el hachazo definitivo de los pitones al cite del mozo en la capea. Faltan 16 días.
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