El encierro partido en dos, tantos como toros abren la carrera. Literal. La mano que se apoya sobre el costado izquierdo del compañero de carrera. El brazo que repele el golpe. El periódico apretado con toda la fuerza como testigo, a centímetros de dos pitones en posición de ataque. Las puntas vueltas, veletas. Las pezuñas planeando. Elevando las revoluciones desatadas, ya de por sí, de la locomotora negra zahína. A penas media zancada por detrás la carrera es otra: la cadera del mozo arqueada: la templanza como modo de avanzar, el toro al trote. La diversidad. Su vistosidad. Faltan 49 días
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