Ene12-PedroLopezGonzalez

Una nube de mozos se aprieta a la vez que se eleva sobre las agujas. La pared de caballistas abre fuego en el embudo de la Puentecilla. No hay vuelta atrás. ¿O sí? Las motas caen como ceniza sobre los lomos de la pelota hecha por la parada de bueyes. Los toros avanzan por detrás, menos comprimidos. Con las caras más altas. La caballería de retaguardia adelanta las garrochas para asegurar el lance de más alta tensión del encierro: los toros zambulléndose en tromba en las calles de Miróbriga. Faltan 48 días.

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